Ayuda al diagnóstico y al tratamiento: La inteligencia artificial le da a las máquinas la capacidad de “razonar y aprender”. Dos capacidades que son de gran utilidad en el diagnóstico clínico. La planificación del tratamiento sería basándose en toda la información del paciente y el desarrollo de miles de casos parecidos podrían planificarse el tratamiento más eficaz.
Cuidadores robóticos: ¿Una enfermera robótica? Parece que será una de las claves de la asistencia a ancianos y enfermos dependientes en el futuro. De momento ya se han desarrollado mascotas robóticas con fines terapéuticos para ayudar a los pacientes de Alzheimer.  Por otro lado, el uso de la telemedicina ya está ayudando a evitar desplazamientos innecesarios al centro médico y permitir una mayor autonomía personal.
Aliviar la carga de los médicos: Las pruebas de análisis, las radiografías, las tomografías computarizadas, la entrada de datos y otras tareas mundanas se pueden realizar de forma más rápida y precisa si las llevan a cabo robots. Quizás en un futuro los casos sencillos queden exclusivamente en manos de la IA y los médicos humanos solo se ocupen de los más complicados.
Desarrollo de fármacos: Conseguir nuevos medicamentos eficaces mediante la realización de ensayos clínicos puede llevar más de una década y costar miles de millones. El uso de la inteligencia artificial reduciría los costos, el tiempo de desarrollo de los mismos y por lo tanto, salvaría millones de vidas.